Hacía meses que se veía venir, que el complejo e incierto proceso de estabilización del profesorado iba a poner en un brete las adjudicaciones docentes del verano. No hacía falta ser muy avispado para anticiparlo: conclusión del concurso de méritos y oposiciones a toda máquina a finales de junio y principios de julio, con correcciones, publicaciones de resultados provisionales y definitivos, recursos, etc. Y después, las vacantes, con funcionarios “estabilizados”, aprobados en prácticas en las oposiciones e interinos, todos a la vez. ¡Ah! Sin olvidar el nuevo estatus del profesorado de FP.
En conclusión, desastre. Sí, desastre anunciado, porque, por si no lo
saben, el mismo día de las adjudicaciones, ahora en el aire, hubo docentes que
ya concertaron alquileres de viviendas, con el consiguiente dispendio en
fianzas y mensualidades adelantadas. ¿Y ahora, qué? ¿Qué pasará
si se cambia el
destino a estos profesores? Los sindicatos dicen que pedirán daños y
perjuicios. ¡Suerte! Porque Abogacía de la Generalitat no tiene otra cosa que
hacer que demorar y bloquear peticiones económicas. Desgraciadamente, lo sé por
experiencia, y no la antigua de periodista de tribunales, sino la actual de
docente por estas tierras.Oposiciones simbólicas 2023 en el IES San Blas
Pongamos un ejemplo, aunque para ello tendré que hablar
bien de la administración de la Generalitat de Catalunya, lo cual está mal
visto, ahora más que nunca. Siguiendo, como todos, la norma nacional, hicieron
las oposiciones el 1 de julio y después las exposiciones orales, hasta más allá
del 20 de julio, o sea, bastante más tarde que en la Comunitat Valenciana. Las
adjudicaciones definitivas de vacantes para el curso 2023-24 se hicieron el 5
de julio (sí, el 5 de julio, no es una errata) y quienes aprueben las
oposiciones -lo cual se sabrá en septiembre- tendrán como plaza definitiva la
que les haya correspondido como interinos; más adelante, podrán optar a las
comisiones de servicios y demás en base a su nuevo estatus. De esta forma, se
ha podido organizar el nuevo curso y los profesores han podido acudir a los
institutos o colegios que les han correspondido y hacer preparativos. Igualito
que por estas tierras.
Confieso que he sido bastante crítico con el proceso de
“estabilización” desde el primer día porque no comparto ni los planteamientos
ni la forma en que se ha ejecutado. Que ce ce o o y la u ge te,
como diría el ínclito Urdaci, lo hayan avalado con entusiasmo demuestra
la fidelidad a un gobierno, que dudo mucho se hubiese registrado si el mismo
plan lo hubiese auspiciado un ejecutivo distinto, que no hace falta precisar.
En el año de aplicación de una nueva ley de educación, que ha traído de cabeza
a la comunidad educativa, decenas de miles de profesores se han visto inmersos
en el estrés de no saber si estarían dentro o fuera o si deberían concurrir a
unas oposiciones que no se preparan en un día. Y ahora, la traca final: tengo
plaza, pero ¿la tendré dentro de tres días? ¿En el mismo sitio o a 100 kilómetros?
Que puede pasar. Conozco un caso cercano de un verano que o le tocaba Alcoi o
Xàbia... Cambia bastante de una cosa a la otra.
En definitiva, la crónica de un desastre anunciado o la
tragicomedia de no sé muy bien quién, porque todo esto ha venido de una
normativa nacional adaptada a la valenciana. Además, por estas tierras, hemos
tenido cambio de gobierno, lo que conlleva renovación de la administración. La
nueva se ha encontrado el desaguisado sobre la mesa y hace lo que puede, con el
apoyo del personal de la Conselleria de Educación que, recordemos, en la noche
más tórrida del siglo estaba publicando las vacantes a la 1 de la madrugada. O
sea, había miles y miles de profesores tocando madera y rezando a su patrona,
pero también personal de la conselleria al pie del cañón, lo cual tiene su
mérito y merece señalarlo.
Evidentemente, no comparto que ampliar las plantillas de
profesorado sea una “bomba de relojería”, como ha dicho el conseller José
Antonio Rovira, no hay más que echar un vistazo a las aulas masificadas,
por ejemplo, pero ni de lejos considero que tenga responsabilidad alguna en el
maremágnum actual. Espero que su equipo tenga la capacidad de resolverlo con
los menores daños colaterales posibles.
Por último, que quede claro que la revocación de las
adjudicaciones a mi menda le afecta poco. Nunca podré tener una plaza cerca de
casa, pero la que se me había asignado, más o menos la que quería, se
mantendrá, o como mucho cambiaré de instituto, pero en el mismo barrio. En este
sentido, como he comentado muchas veces en el último mes, soy privilegiado,
pero mis 22.000 compañeros merecen solidaridad.
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