domingo, 31 de octubre de 2021

LOLO, EL GUITARRISTA

Resulta difícil de imaginar hoy en día,

Carátula del DVD de Los chicos del Preu

pero en la película Los chicos del Preu, de 1967, al personaje de Lolo (Manuel García Salcedo) no le dejaban cantar; solo podía tocar la guitarra. Y también atacaba “instrumentos” como la nuez, la goma elástica con la boca y, en general, hacía música con cualquier cosa que se le pusiera por delante. Lo decía el director del elitista de colegio de Madrid donde Lolo cursaba el Preu, con el fin de convencer de sus grandes dotes a un iracundo José Luis López Vázquez, que de ninguna manera quería un hijo melenudo, músico, yeyé, todo lo cual, más o menos, venía a ser lo mismo.

Lolo era Camilo Blanes.

En la película, toca la guitarra, en realidad varias, con Karina como cantante estelar. Los dos triunfaron más tarde en la música... Pero suspendieron el Preu cinematográfico, lo que son las cosas. En un momento dado, la madre,

Lolo, con sus padres cinematográficos / Sensacine.com

la actriz Margot Cottens, apunta datos auténticos como que el chico nunca estudió música: lo sabe espontáneamente. Porque fue así. Camilo Sesto jamás pisó un conservatorio.

La película, de 1967, revisitada en 2021... Tiene un tufillo a comedia tonta, que trata de reflejar la idílica situación de la juventud española en la época en un colegio elitista e improbable, donde se combinan chicas bien sin carnet pero con coche con los que chicos que llegan del pueblo, en este caso, Tomelloso, en un tren de vagones de madera y que echaba humo. Huele a las líneas que se cerrarían en el 69, como nuestro Xitxarra.

La ficha del DVD subraya a las claras que el ambiente nada tenía que ver con la realidad del momento,

Cartel de Hamelín

con huelgas en universidades, el cierre del Diario Madrid e, incluso, el primer atentado de ETA, cuyo final está siendo recordado y debatido estos días. De cualquier manera, la película sí refleja dos aspectos inmortales de los jóvenes estudiantes: las relaciones amorosas y el miedo escénico ante la espada de Damocles que supone el aprobado o el suspenso.

Como fuera, Los chicos del Preu pone en escena una época, un tiempo pasado, con Karina de protagonista estelar, como lo sería en realidad tres años más tarde, y con un genio musical apuntado, pero en este caso sin aparente perspectiva de futuro. En realidad fue todo lo contrario, porque un lustro después Lolo consolidaba una carrera musical que le llevaría al Olimpo y le convertiría en un mito. Aquí, Pedro Lazaga y su equipo resbalaron y mucho, pero son la cosas de la vida, como cuando la casa discográfica Decca rechazó a los Beatles, o cuando la editorial Gallimard desestimó la publicación del primer volumen de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, siendo André Gide uno de los miembros de la comisión encargada del veredicto.

Cartel original de Los chicos del Preu

Lolo demuestra en la película su habilidad como guitarrista, con diversas variantes del instrumento hispano por excelencia y al final triunfa con su grupo, mientras el polifacético José Luis Vázquez, ya en el redil de la modernidad, firma el primer contrato para una gira (en este caso, como en tantos otros, el poderoso caballero don dinero deja de lado las ideas). Una premonición con el contexto de Los Botines, aunque la carrera al estrellato sería individual.

Esta película, además, no sería la última incursión cinematográfica de Camilo Sesto, ya que intervino, con Los Botines, en Hamelín, una producción de 1969, dirigida por Luis María Delgado y protagonizada por Miguel Ríos, nada más y nada menos. He visto en youtube una actuación del grupo, conforme al estilo yeyé de la época, pero la ambientación de la película invita al olvido inmediato y absoluto, como por otro lado parece ha ocurrido con toda justicia. Curiosidad histórica y nada más.

Entre 1979 y 1980, de acuerdo con el

Cartel de La playa del amor

pozo infinito de sabiduría más o menos necesaria que aporta Google, el cantante alcoyano participó en tres películas argentinas, pero lo hizo como artista invitado y no como actor más o menos protagonista. Así, figura en los créditos de La playa del amor, con la colaboración añadida de su amiga Ángela Carrasco y de Rocío Dúrcal; en Las vacaciones del amor y en La discoteca del amor, en esta última también con la artista que haría el papel de María Magdalena en Jesucristo Superstar. Carezco de referencias concretas de estas películas, pero dados los títulos, no acaba de resultar extraño.

En resumen, Los chicos del Preu se configura como la única incursión real del cantante en el mundo

Cartel de La discoteca del amor

de la gran pantalla, con un papel de actor juvenil en el que actúa, pero no canta. Todo un desatino.

Dos notas finales. Las canciones que interpreta el grupo son de Los Pekenikes y la música o banda sonora, de Antón García Abril, que también creó la de otra destacada obra cinematográfica que he tenido entre manos recientemente: Sor Citroën. Curiosamente, ambas son del mismo año.



No hay comentarios:

Publicar un comentario