martes, 19 de mayo de 2020

Pilar Jordá, in memoriam

Aparte de contar batallitas,
Pilar Jordà, entre Sari y Luzdivina / Foto IES A. Sempere
en clase suelo utilizar los conocimientos que recibí; de hecho, a la inolvidable Dª Victoria Jordá, "la" de latín, la cito casi semanalmente, por causa de una máxima que he empleado toda mi vida: "si tienes dudas con una palabra, escríbela; si sigues dudando, busca un sinónimo". Mi añorado colega Vicente Valls también la recordaba... especialmente por los "ceros" que solía cosechar: una historia que contaba con muy buen humor.

Eran los tiempos del "instituto", el único de Alcoy. Ana todavía conoció la sede en la Escuela Industrial o de Peritos como se llamaba en aquella época, pero yo llegué directamente al Padre Vitòria. A muchos profesores no los he vuelto a ver, pero con otros mantenía cierto contacto, como con D. José Luis Colomer, que más tarde sería el director, o con Dª. Pilar Jordá, sorprendente y lamentablemente desaparecida estos días.
Pilar Jordá era profesora del área de Humanidades y más tarde catedrática de Inglés en el IES Andreu Sempere, una persona encantadora que vivía en San Nicolás y, en consecuencia, coincidíamos a menudo en mi antigua vida de periodista; además, era mi "informante" del día día de su amiga de toda la vida, Sor María Elisa Verdú, nuestra misionera/sanitaria en Mozambique, adonde iba de manera pràcticamente anual. El exalcalde D. Jorge Sedano rememoraba con pesar hace unos minutos un viaje conjunto que realizaron años atrás a tierras africanas.
Pero si recuerdo a Pilar es por una circunstancia muy especial. A finales de febrero del 82 -sí, el año del "glorioso" mundial de fútbol- fui enviado al instituto Jaume II de Alicante a hacer las pràcticas del CAP; era un centro de nueva creación y fui a pie desde la Goteta, donde vivía. Una vez allí, me encontré perdido como un mono en la juguetería de un centro comercial: no sabía nada de institutos, ni de clases, ni de nada... Estaba en quinto de carrera de Filología Hispánica en la UA y tocaba. Entonces, ¡oh, milagro! llegué a la sala de profesores, eché un vistazo general y me encontré con la sonrisa de Pilar Jordá, que trabajaba allí.
Confieso que su presencia me ayudó a sobrellevar la experiencia de ser por unos días profesor de latín -en realidad, di clases de historia de Roma, de la parte de los siete reyes y la república- a estudiantes de BUP. Por cierto, la primera clase en que entré eran 30 chicas; sorpredido, pregunté: "¿Las clases no son mixtas ahora?". "Sí", me contestaron, "pero ningún chico ha cogido latín..."
En aquel momento no podía saberlo, pero 36 años después repetiría la entrada en un instituto, en este caso el de Val d'Aran, dando gracias cada día de haber cursado el CAP en su momento.
Pilar, hasta siempre. Un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario